Annie Burrows
NO CONFIES EN UN LIBERTINO:
Su fama de libertino era de sobra conocida… Se rumoreaba que
lord Deben, que necesitaba un heredero y era el libertino más afamado e
impenitente de Londres, se había olvidado de su predilección por las amantes
casadas y estaba dedicando toda su atencion a seducir a jóvenes inocentes y
virtuosas. Sin embargo, si lord Deben creía que Henrietta Gibson iba a acudir
al chasquido de sus dedos, estaba muy equivocado. Ella sabía perfectamente por
qué tenía que eludir a caballeros de su reputación: Si la tocaba una sola vez
con sus labios, no podría mirar a otro hombre. Si sus diestros dedos le rozaban
el borde del escote, se derretiría en sus brazos. Además, bastaría que uno de
los mil rumores fuese cierto para saber que nunca jamás podría confiar en un libertino...
Muy entretenido. Recomiendo
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