Christina Dodd
Serie Institutrices 6-Entre Tus Brazos: Un marido que no puede recordar. Una esposa
que quiere olvidar desesperadamente....
Enid MacLean
vive por fin una vida tranquila cuando recibe
la noticia de que una explosión
ha herido al esposo que pensaba, aliviada, nunca volver a ver. Aunque
no le guste acepta el deber de cuidarlo pero, excepto por sus inconfundibles ojos verdes,
el hombre al que ha de devolver la salud no es ni por asomo el que ella recuerda...
Y él... Él
no recuerda nada. Desde el abismo de su amnesia, le tiende la mano a la mujer que cree su esposa, la
tienta con ardientes palabras y una
pasión asfixiante a las que ella no puede resistirse. Y mientras Enid rinde
su corazón a este dolorosamente familiar extraño, se pregunta cómo ha podido su marido convertirse en
alguien tan seductor... Y qué
secretos guardará en su memoria perdida...
Christina Dodd, Entre tus brazos. Es Bastante buena.
ResponderBorrarDodd se reafirma con esta serie en una autora clásica del Romance Histórico, ligero pero bien escrito. Y esta novela en particular, me gustó bastante. Es la segunda vez que la leo y la disfruté tanto o más que la primera vez. Ella es una chica luchadora, que no se amilana ante los problemas y trabaja como acompañante y enfermera, obligada por las circunstancias. Él está acostumbrado a mandar, a que los demás dependan muchas veces de su criterio y a dominar sus propias circunstancias. Pero ella simplemente no se somete a su imposición. No de buenas a primeras.
Hay una tensa pero linda relación que va creciendo, cimentándose ineludiblemente, permitiendo que el amor surja de forma natural, impulsado, claro está, por el contexto en que se ven sumergidos de forma involuntaria. Aquel gira alrededor de un atentado, problemas de espionajes y tensas relaciones internacionales; sin embargo nada de esto opaca la trama romántica de la novela. Esta va se convierte en algo hermoso a la vez que pragmático y sobre todo, digno para la mujer. Ella es una mujer de valía, llena de amor y con un gran corazón; ha cometido errores por lo cual sabe que ha de luchar para hacerse respetar en todo momento.
Me gustó eso, no es que ella se le va a derretir de buenas a primeras ni va a ceder tan fácilmente, pero la tensión amorosa y la sensualidad implícita en el proceso lo hace todo bastante romántico (129) y hasta divertido. Por ejemplo, en un momento dado MacLean se le queda mirando mientras cavila:
“Enid era hermosa. Él la quería. Su cuerpo y su instinto identificaban a su dulce y perfecta pareja. La dulce y perfecta pareja alzó la vista y le dijo bruscamente: —Vete o siéntate. Me estás quitando la luz”. (Jajaja, no, ella no se le derritió de buenas a primeras).
Pero hay partes hermosas que sí apurruñan mi corazón. En una ocasión:
“MacLean la estrechó con fuerza entre sus brazos. —Soy la sangre de tus venas —le dijo—, la médula de tus huesos. Nunca irás a ninguna parte sin saber que estoy dentro de ti, apoyándote, manteniéndote viva. Formo parte de ti. Y tú eres parte de mí. Estamos unidos para siempre”.
En fin, es una novela bastante buena, divertida, linda, romántica, aceptablemente ambientada. Es enteramente recomendable pues cumple su cometido. Nos traslada a espacios más ficticios que reales, pero históricamente recreados, relativamente armónicos, donde los problemas por graves que sean se resuelven para luego sumergirnos en un tiempo suspendido lleno de felicidad
Gracias, Christina Dodd, gracias Jess...