miércoles, 12 de febrero de 2014

Joanna Fulford

                                                                                                            LA DAMA DEL LAGO:                                                                                                                                       El compromiso tenía una extraña cláusula… El tristemente célebre lord Ban lo había perdido todo en el conflicto de Northumbria y ahora el guerrero curtido en mil batallas concentraba sus pensamientos en engendrar un heredero. Pero solo una mujer muy desesperada podría vincular su destino al de un hombre semejante... Casi destruida por los maltratos de su primer esposo, la joven viuda pero siempre bella lady Isabelle se había quedado sin dote y sin esperanzas para el futuro. Expuesta a las sospechas de su esterilidad, se vio obligada a comprometerse en secreto con el poderoso lord Ban. Con una condición: que concibiera un hijo antes de que el voto matrimonial fuera hecho público…

1 comentario:

  1. La dama del lago del Joanna Fulford
    Es líneas generales pudiera decir que es una novela aceptable, pero hay dos detalles que me impidieron disfrutarla plenamente, por lo cual me pareció regular. Ni mala ni buena.
    Uno, entiendo que es una novela histórica, se supone ambientada en la Edad Media ¿no? Creo que la autora quiere dar esa impresión. Pero no debería dar la impresión, debería crear la ambientación medianamente adecuada para que el lector tenga la certeza de que es un romance histórico medieval. Pues bien, me temo que la autora no sabe muchos sobre relaciones feudales, nexos de vasallaje, ni sobre la formación y el honor de un caballero (que por muy mercenario que sea, ha debido ser formado con los valores de la caballería, si no ¿de qué manera obtuvo su formación militar? Medio conociendo del tema, entiendo que la formación militar no estaba al alcance de todos y se obtenía como parte de un largo y complicado proceso que permitía conformar la institución conocida como “caballería medieval”?). Nada de eso aparece en el caso de Castlemora. Puede suceder que un grupo de caballeros pierda sus valores, poniendo por encima el dinero y la búsqueda de poder ¿pero puede pasar esto con absolutamente todos los “caballeros” de un castillo? De hecho, la autora simplemente los llama mercenarios (TODOS, aparentemente son mercenarios, como si los mercenarios no fuesen caballeros). ¿No saben acaso estos “mercenarios” que tras sus crímenes tan flagrantes, se convertirán en parias antes los demás caballeros y señores de la pirámide feudal y ante el rey mismo?
    Por cierto, ¿a quién le rinde vasallaje el señor de Castlemora? ¿Y cuáles son sus vasallos? ¿O no tiene ni un vasallo, ni un caballero que le haya jurado servicio? ¿No hay relaciones señoriales? ¿Solamente mercenarios? ¿Qué tipo de feudo es ese? ¿Hay acaso alguna relación de vasallaje entre Castlemora y Glengarron? ¿Quién le rinda vasallaje a quién? Nada de eso es siquiera sugerido en la novela. Como mucho alguna lejana relación de amistad entre los señores de los dos castillos. (Y por eso medio entendemos que la novela está ambientada en la Edad Media, porque se hace referencia a los castillos)
    Creo que si alguien desea escribir sobre romance ambientado en alguna época histórica debe estudiar un poquito de Historia; y, si es sobre la Edad Media, debería estudiar sobre las relaciones sociales y militares fundamentales en toda novela que medio toque el tema de la “caballería medieval” (incluido el tema de los mercenarios, puesto que estos, necesariamente. recibieron formación como caballeros con todos los valores y principios que los caracterizaban; lo que los diferenciaban de los otros caballeros es que estos últimos estaban obligados por lazos de vasallaje vinculados al dominio; de hecho es posible buscar por google dicho concepto: Caballería medieval, es un área de estudio en la disciplina histórico y está al alcance de todos). Esta autoras, que se pretenden “históricas”, también deberían conocer con cierto detalle la novelística de las grandes autoras del género, para que observen cómo éstas logran resolver algunas situaciones que, por muy ficticias y fantasiosas, otorgan a su obra un aire de época, medianamente bien fundado (Lo que Bona Caballero llama “Medievalandia”, pero que, según mi opinión, con todas sus fallas, es una esfera del mundo divertida que logra sustraerme del malestar del presente).
    El segundo detalle que me robó el goce de la novela fue el romántico. El romance, en principio, parece bonito, de hecho, es correcto, pero me dejó fría. Tal vez me prejuicié por las fallas en la ambientación histórica, no lo sé. El final, me dejó aún más fría e inconmovible. No me dijo ni pío.
    Lo siento, chicas. Mientras la leí, no logré despegar de este planeta. No es que no la recomiende. Posiblemente, muchas de ustedes la disfruten, pero yo no la volveré a leer.

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