Jillian Hunter
Serie Boscastle 1-Mi amado Marqués:
¿Qué
harías si el novio de toda tu vida te dejase plantada delante del altar el día
que os debéis dar el sí quiero? Probablemente lanzar objetos cercanos,
preferentemente arrojadizos y estamparlos contra el altar mayor, eso o planear
un lento y cruel asesinato del novio fugado a manos de hormigas carnívoras del
Amazonas… Esto sería lo lógico, pero nuestra heroína de hoy, asiste impasible,
impertérrita al abandono de su prometido, sin lanzar objetos, sin cortar
cabezas, sin berrear a nadie sus desgracias, lo cual me lleva a plantearos esta
pregunta: ¿no os parece un tanto sospechoso? Aquí hay gato encerrado. Esta
mujer no está tan despechada como debiera.
Con la critica que la haré a esta novela estaré además criticando otras de un estilo similar. Tal vez resulte dura pero creo que llegué al tope. También es posible que haga espoiler en la medida que escriba.
ResponderBorrar“Mi amado marqués “ de Jillian Hunter.
Una novela horrible. Aunque podría decirse que es “buena”. Está bien escrita y correctamente estructurada. Pero la trama me resultó dolorosa y repulsiva. La rechacé completamente, y mientras más avanzaba en la novela, más humillante me parecía la situación de la mujer. Un objeto en manos del hombre quien hace con ella lo que le place. Una mujer que quiso tomar el control de su vida tomando una decisión trascendente, pero que luego no tuvo carácter para sostener tal control. Un hombre y una familia que están dispuesta a humillarla escarnecidamente sólo porque ella fue capaz de afirmarse ante la terquedad familiar. Una vergonzosa falta de carácter por parte de ella, derretida y dispuesta a dejar que jugara sexualmente con ella en una época en que eso podía significar su ruina completa. ¿El hombre pagó por su trato hacía ella? Sí, fue horrendamente castigado. Su castigo fue enamorase, hacerla disfrutar sexualmente y finalmente, casarse con ella. ¿Hubo reivindicación para la mujer? Sí, exigió al final un cortejo absolutamente ficticio.
Ésta me resultó una trama absolutamente humillante para la mujer. Me estoy dando cuenta de que ese es el hilo que guía muchas novelas de RH, que no todas, que no las mejores. No recuerdo a una Chase, a una Beverly, a una Balogh, o a una Donaldson con tramas como esas, pero sí parece ser su guía en muchísimas escritoras de RH. Al menos, a la mayoría de las que he leído últimamente.
“La dama más afortunada de Londres”, por ejemplo, tiene bastante de eso. Un hombre dominante; una mujer dispuesta (supuestamente) a hacerle frente; un hombre que la mira todo el tiempo con una sonrisa burlona; una mujer que tiembla y se deja hacer. Un hombre sabedor de que en ese juego de poder su triunfo está asegurado.
Qué esto sucede al comienzo de la novela podría tolerarse (en su primeras 30 ó 50 páginas, como mucho). ¿Pero a lo largo de toda la novela? ¿Tener que sufrir esa situación durante 200 ó 300 páginas? ¿Acaso el libertino será derrotado en este juego de poder? Oh, sí, claro. Su castigo será siempre enamorarse de la mujer dominada, casarse con ella y ser feliz para siempre.
Ya esto me repele. Tramas donde prevale el dominio del hombre (quien finalmente es “humillado” porque se enamora de ella) y la ausencia de dignidad de la mujer. ¡Ah, no perdón. La mujer sí es dignificada: ¡obtiene la dignidad que confiere matrimonio! ¿Cómo? ¿Debo decir: “perdón, es que estaba confundida”? ¡Verdad que ésta es una novela de época, y por lo tanto ha de ser la historia de la humillación de una mujer!
NO. Que no me digan que por ser romance histórico la mujer debe perder su dignidad. He leído innumerable novelas de RH por años y lo he hecho porque la mayoría de ellas me han seducido por su belleza. Tuve la suerte de empezar por las mejores autoras (aun cuando algunas de ellas tienen una que otra novela con tramas como esa, pero no son las que prevalecen).
Pareciera que ya leí lo mejor en RH. Se supone que es ROMANCE por muy histórico que sea. El romance es algo bonito, algo que te emociona, que hace sentir humilde y feliz. Es el descubrimiento y crecimiento del amor entre dos y el goce que proporciona al lector el entendimiento de esa pareja en un contexto de época. Pero ese triunfo del amor, por muy histórico que sea, no tiene que transitar necesariamente por un repelente juego de poder. Y si llegara a transitarlo, la parte más débil debería ser capaz de obtener su triunfo por algo más que un buen matrimonio. Al menos debería quedarle algo de respeto para sí misma.
Creo que si vuelvo a toparme con tramas similares a la de esta novela, abandonaré el RH.