sábado, 29 de mayo de 2021

Lauren Smith

                                                                     Serie Seducción                                                               4-La Seducción Del Caballero:                                                              Es la temporada… de la venganza

Once años atrás, durante la Navidad, la familia de Martin Banks fue echada a la calle por el adinerado arrendador Edwin Hartwell. Ahora, durante esta temporada navideña, el destino le ha dado a Martin un regalo inesperado. Venganza. Derrotar a Hartwell en las cartas le da a Martin la oportunidad de arruinar financieramente al hombre, pero maldita sea, en lugar de dinero, Hartwell ofrece a su hija como pago. Y maldición, Martin acepta estúpidamente. ¿Cómo es que la represalia se ha convertido en seducción? Martin se niega a enamorarse, así que debe haber reglas en este juego.

Y quizás un poco de romance.

Desesperada por salvar a su padre de la ruina, Livvy Hartwell acepta ser la amante de Martin. Hacía tiempo que había aceptado que una intelectualoide sin dinero como ella no tenía ninguna posibilidad de contraer un matrimonio ideal. Si unos meses apasionados con un hombre como Martin es todo lo que tendrá como romance, es una oportunidad que aprovechará. Pero debe cuidar su corazón. Puede que sea condenadamente bello y tentador como el pecado, pero ella no puede ser la típica amante y no quiere que Martin la denomine así. De hecho, tiene una serie de reglas.

Las reglas de Livvy:

~ Las aventuras al aire libre, como los paseos a caballo, serían bienvenidas.

~ En las noches, deberían comer juntos para conversar sobre los eventos del día.

~ Destinar tiempo a solas para leer novelas góticas.

~ Los besos deben ser mínimos.

Las reglas de Martin:

~ Las aventuras son necesarias —particularmente en el interior—, y serán altamente bienvenidas.

~ Las cenas a veces se harán en el dormitorio, desnudos.

~ Tener un tiempo asignado para escenificar las sensuales novelas góticas.

~ Los besos —muchos y en lugares muy placenteros—, son necesarios.

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