Judith Merkle Riley
El León de Wallace: El silencio de la noche los envolvía, ni un sólo ruido, ni una palabra. Alyx miró más allá de los árboles, hacia las chozas del poblado que se proponían atacar.
Seguramente todos dormían; no le gustaba tener que lanzar una ofensiva en plena noche, le parecía cobarde, pero no le quedaba otro remedio. Los MacConnor eran mucho más numerosos que ellos y exponerse a ser descubiertos era lo más parecido al suicidio. Percibió la ansiedad de sus hombres y supo que el momento había llegado. Haces esto por ellos, pensó, de no hacerlo sus vidas peligrarían seriamente, estate segura. Tomó aire y un minuto después expulsó de su garganta el grito de guerra de sus ancestros, el grito que anunciaba la llegada de los Wallace…
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