Barbara Cartland
El Violín Mágico: Las palabras del Príncipe Iván eran apasionadas, persistentes, pero Alana no se permitió rendirse.
Comprendí entonces que el amor es algo que no puede negarse ni rechazarse siguió él. Lo había encontrado cuando menos lo esperaba, después de largos años de espera.
Por fin Alana dijo:
Pero no puedo casarme con usted. Yo… jamás me casaré con nadie.
¡Dime la razón! exigió Iván. Debo saberla. Eres mía, Alana; mía desde el principio del tiempo y para el resto de la eternidad. Aunque no te casaras conmigo, eso seguiría siendo un hecho innegable.
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